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jueves, 1 de octubre de 2009

Inseguritat: nivells extremadaments alts

Sembla ser que la Generalitat reconeix que tenim un problema amb la inseguritat ciutadana, pero desprès de llegir l'article no veig cap referència als ciutadans de Barcelona, només s'ha de protegir als turistes?, aquest és el model de ciutat que volem?...Senyors polítics, la inseguritat també la patim els que diariament ens veiem enmig de contínues baralles, també nosaltres (els nostres fills i els nostres avis) estem pendents de les nostres pertenences... i per suposat també pagem impostos.
El Periódico

2 comentarios:

  1. Aquí se pone de manifiesto el principal problema del Raval y me atrevería a decir que de toda Barcelona: los que nos gobiernan -y posiblemente también los que aspiran a gobernarnos- no lo hacen pensando en los habitantes de la ciudad porque ven Barcelona como un coto privado que hay que rentabilizar y, por tanto, gobiernan para los turistas. Promueven políticas que atraigan más y más visitantes, sin importarles los efectos de la sobreutilización de la ciudad para quienes vivimos en ella todo el año. Este modelo nos convierte a los vecinos en meros figurantes de un parque temático que responde a los intereses privados de unos pocos. Quien autoriza e incluso promueve la construcción de hoteles, concede licencias a apartamentos turísticos y a cualquier negocio relacionado con el turismo por descabellado que parezca -véanse los ridículos y molestos Go-Cars o las bicicletas que llevan el rótulo de Desigual, que entorpecen aún más nuestros desplazamientos cotidianos con tal de proporcionar esparcimiento a un turismo cada vez más hortera-, quien llena la ciudad de buses turísticos, quien construye el puerto de cruceros más grande del Mediterráneo, lo hace siguiendo una única pauta: explotar en su provecho su particular gallina de los huevos de oro. No gobiernan para los ciudadanos, por mucho que nos repitan la cantinela de que el turismo crea puestos de trabajo, etc. Deberíamos preguntarnos qué precio estamos pagando los barceloneses por esos puestos de trabajo que son en su mayoría de baja cualificación y de escasa remuneración. Deberíamos plantearnos si realmente queremos vivir en una ciudad de camareros y fregonas. Tal vez deberíamos investigar las conexiones del poder con esos intereses privados. Seguro que nos sorprenderíamos.

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  2. Que vengan los turistas a votar a estos inútiles y descarados políticos. Si los agentes del orden velarán por la seguridad de los turistas, nos tocará a los vecinos ser las víctimas.¡Qué bonito panorama se nos viene encima!

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