El Ámsterdam soleado
El requisito de acceso a estos clubes de cannabis, a los que solo se
puede entrar si te avala alguien que ya es socio, ha hecho florecer en
Barcelona —sobre todo en Ciutat Vella— un negocio paralelo: ciudadanos
que se lucran facilitando el acceso a estos clubs a los turistas.
Empresas como Greenland — “tu guía personal en el mundo de las
asociaciones de marihuana en Barcelona”— o Botwin —“la primera empresa
turística en Europa especializada en cannabis”— se añaden a los cientos
de particulares que en foros y páginas extranjeras ofrecen sus servicios
para introducir a los turistas en estos clubes. Otras asociaciones de
fumadores directamente reparten flyers en La Rambla
ofreciendo un “pase de día” a los turistas, u optan por pagar una
comisión a los comerciantes de alrededor de su local por cada persona
que introduzcan.
Juan (nombre ficticio) descuelga el teléfono en inglés. Después de
constatar que al otro lado del teléfono no hay ningún extranjero, cambia
al castellano. Hace dos meses que puso en marcha su agencia de turismo cannábico
y no le va mal. A pesar de que la mayoría de los esfuerzos durante
estos meses los ha dedicado a establecer convenios con los clubes, hacer
contactos y diseñar una web, ya ha ganado unos 1.000 euros. “Los clubes
me pagan entre 10 y 15 euros por socio”, explica sentado en el bar de
la facultad de Geografía de la UB, “yo al turista no le cobro nada”.
Juan montó su propio club de fumadores de cannabis hace un par de años.
Después de ver a gente que se ganaba la vida trayendo a turistas a su
local y cansado del riesgo que suponía la falta de regulación de las
asociaciones, decidió cambiar de negocio. “No creo que me pueda pasar
nada”, explica, “simplemente avalo a un socio para entrar a formar parte
de una asociación y la información que divulgo es pública”.
El auge del negocio de la marihuana en Barcelona ha despertado el
interés de cultivadores extranjeros, que han escogido Barcelona como su
base de operaciones. En el sector aseguran que detrás de algunos clubes
de cannabis de la ciudad están los grandes coffee shops y bancos de semillas holandeses.
Las mismas fuentes aseguran que departamento de Salud de la Generalitat es consciente del problema. Más allá del anuncio del Ayuntamiento de Barcelona de que se regularán mediante ordenanzas municipales
algunos aspectos de estos locales —uso, edad de acceso, distancia
respecto a colegios, salidas de humos…— Salud está preparando una
“propuesta de regulación de buenas prácticas” junto al resto de
partidos, que se presentará en el Parlament entre febrero y marzo de
2014, según fuentes cercanas a las negociaciones. La propuesta, que aún
se está debatiendo, incluye un máximo de socios para cada asociación
—entre 400 y 600—, restricción de acceso por edad —si 18 o 21 años— así
como diversos requisitos de transparencia para mantener estos clubes
alejados del “entorno lucrativo”.
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