Vecinos del Raval exculpan a los 'turistas low cost' y denuncian la gentrificación de Ciutat Vella
La Assemblea del Raval, nacida del movimiento 15M y formada por vecinos y activistas de este barrio barcelonés, ha exculpado este miércoles a los viajeros low cost de las molestias y efectos colaterales que causa el turismo en Ciutat Vella, para señalar como principales culpables a la gentrificación del distrito y al modelo de ciudad. En un comunicado al hilo de las protestas en la Barceloneta, ha advertido que centrar el debate en el incivismo "es un discurso hipócrita y oportunista".
"El Raval
es un barrio mestizo, el resultado de oleadas de gente", recuerdan,
acostumbrado a convivir con personas de múltiples procedencias y
costumbres: "Por eso, en sí, tampoco nos molestan los turistas, incluso
no nos molestan los llamados turistas low cost porque cuando podemos permitirnos viajar nosotros mismos apenas llegamos a turistas low cost".
"Pero eso no significa que estemos dispuestos a soportar por más tiempo
un modelo de ciudad pensado para estrujar al máximo el dinero de quien
nos visita una semana o un día y que expulsa del barrio a las que
vivimos todo el año", avisan.
En el manifiesto publicado este miércoles,
el colectivo rechaza que la hostilidad que despierta el turismo en el
vecindario sea una "exageración" y señalan que "un nuevo apartamento
turístico (legal o ilegal) significa otra familia que se tiene que ir
del barrio; un nuevo hotel, un equipamiento o un bloque de viviendas
sociales menos; una nueva tienda de souvenirs, el cierre del colmado de
la esquina". Acusan al Ayuntamiento de Barcelona -'el actual y los
anteriores, aquí nadie se salva"- de convertir la ciudad en "un monstruo
que devora a sus hijos" y de "invitar sutilmente" a los vecinos más
afectados "a marcharse a otro sitio".
Critican que "las supuestas
bondades económicas del turismo" eclipsan que "el sector a finales de
2013 había destruido en Barcelona 35.200 empleos respecto a 2008",
principalmente a través de la "precarización" de los puestos de trabajo.
"Lo que hoy pone de manifiesto la Barceloneta es un síntoma y un señal
de alarma: que el límite de lo insoportable está cada vez más cerca y
que sólo las élites políticas de esta ciudad y los intereses privados se
niegan a ver", remachan. "Porque no queremos que este sea el principio
del fin de nuestros barrios, la lucha de la Barceloneta es nuestra
lucha", concluyen.
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