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Si no s'hagues fet "la vista grossa" fins ara, Ara no hauriem de correr a posar padassos
El Ayuntamiento de Barcelona peinará el barrio de la Barceloneta
para detectar los apartamentos turísticos que generan problemas de
convivencia y acabar con ellos. A partir del próximo lunes tres equipos
de un par de personas cada uno pisarán las calles del barrio de los
pescadores, hablarán con los vecinos, finca por finca, seleccionarán las
escaleras que registren más molestias y pondrán en marcha los
mecanismos administrativos pertinentes que puedan reconducir la
situación. Trabajarán el tiempo necesario. Hasta ahora, lo habitual era
que la administración local actuara contra los pisos turísticos que no
respetan las reglas como respuesta a una denuncia. La queja ciudadana
iniciaba entonces un largo proceso que fácilmente podía demorarse un año
antes de encauzarse. Pero a partir del lunes el Ayuntamiento trabajará
de una manera mucho más activa y preventiva, de oficio.
Se trata de la medida más destacada del plan de urgencia ahora dispuesto
por el Consistorio ante la creciente espiral de protestas vecinales que
de un modo muy espontáneo arrancó en la Barceloneta la semana pasada.
La concejal del distrito de Ciutat Vella Mercè Homs desgranó ayer, y
calificó de extraordinario, este plan destinado a recuperar la paz
social del barrio. Anteanoche se registró la manifestación más
multitudinaria de todos estos días. Más de mil personas tomaron las
calles. Las estadísticas del Ayuntamiento ilustran este malestar
ciudadano. Homs también explicó que las quejas recibidas este año desde
la Barceloneta aumentaron respecto al 2013, pasando de las 54 el año
anterior a las 109 de este. De todas ellas, hasta cincuenta se
produjeron únicamente en lo que llevamos de agosto. Homs añadió que
durante el 2014 se abrieron 113 expedientes por apartamentos turísticos
irregulares en la Barceloneta, 33 de los cuales concluyeron con
sanciones de entre 9.000 y 90.000 euros. "Estos apartamentos dejaron de
funcionar luego de recibir la sanción".
El plan municipal
también prevé una mayor atención de la Guardia Urbana a la Barceloneta,
reforzar la presencia de los agentes cívicos en el barrio, establecer un
nuevo protocolo de seguimiento de todas las quejas derivadas de los
pisos turísticos que se reciban en los números 092 y al 010 y,
finalmente, mejorar la comunicación con los vecinos. De hecho, Homs
adelantó a última hora de la tarde de ayer la reunión que tenía previsto
mantener con los representantes de diversas entidades del barrio el
próximo día dos de septiembre. La concejal no quiere que la Barceloneta
se le vaya de las manos.
"Queremos dejar claro que el
Ayuntamiento está con los vecinos -subrayó la concejal de Ciutat Vella-.
Nuestro objetivo es atender la sensibilidad expresada estos días por
los vecinos de la Bareloneta y asegurar el equilibrio entre la vida
vecinal y la actividad económica del turismo". En todo caso, los vecinos
no bajan la guardia. La manifestación del jueves por la noche se
despidió con la consigna de volver a concentrarse esta misma tarde en la
plaza del mercado.
Y es que ese delicado equilibrio es estos
días más frágil que nunca. La gente de toda la vida del enclave más
marinero de la capital catalana está harta de padecer las consecuencias
más indeseables del éxito internacional de la marca Barcelona, del
incivismo de muchos de sus visitantes, de la presión inmobiliaria que
sufren en uno de los rincones más codiciados de la ciudad, el lugar
preferido por muchísimos para pasar sus vacaciones.
Los
apartamentos turísticos, los ilegales, los que se escapan al control de
las administraciones, encarnan en estos momentos, a ojos de la gente,
todos estos males. Los vecinos los ven como una amenaza que les empuja,
que les expulsa de su barrio de siempre, que diluye sus vidas. Un piso
turístico más, decían algunas de las pancartas enarboladas este jueves
por la noche, una familia del barrio menos. Facebook está estos días
lleno de historias de gente que vio cómo la casa donde nació es hoy día
un apartamento muy cuco que se alquilan a cien euros al día.
De
todas formas la última movilización vecinal tuvo un carácter mucho más
festivo que la manifestación del pasado martes, que transcurrió en un
tono mucho más crispado. Los niños correteaban el jueves por la noche
presos de la euforia, entre petardos y silbatos. Los guiris que se
asomaban todo curiosos a sus ventanas no fueron insultados con la
virulencia del pasado martes. La gente se mostró triunfalista, se sintió
capaz de cambiar lo que está ocurriendo en sus calles y escaleras, muy
orgullosa de ser de la Barceloneta, y aprovechó la atención de un montón
de micrófonos de radio y cámaras de televisión para desahogarse, para
explicar una vez más todos los inconvenientes y agravios que les
conlleva vivir puerta con puerta con veinteañeros que, a fin de cuentas,
vienen a Barcelona unos pocos días a pasárselo muy bien.
La
oposición cargó ayer, una vez más, contra la gestión del gobierno
municipal de la situación. El alcaldable del PSC, Jaume Collboni, quien
estuvo presente en esta última protesta vecinal, pidió revocar la
modificación del plan de usos de Ciutat Vella alegando que en estos
momentos no está haciendo posible la convivencia entre vecinos y
turistas. El socialista criticó que el alcalde Xavier Trias no haya
"dado la cara en esta crisis", y subrayó que "el Ayuntamiento tiene
todos los instrumentos necesarios para reconducir la situación, pero
está actuando tarde y mal".
El líder del PP Alberto Fernández
Díaz también lamentó que el alcalde Trias no se haya manifestado tras
las movilizaciones vecinales. "El alcalde es incapaz de poner freno y
fin al exceso de turismo y al desmadre del incivismo", dijo ayer tras
asegurar textualmente que el Ayuntamiento va a remolque de las quejas de
los vecinos y recordar que el Consistorio aprobó en diciembre, a
propuesta del PP, impulsar un plan de choque de inspección de los pisos
turísticos y regular las nuevas licencias de estos alojamientos, "pero
aún no lo ha desarrollado".
El portavoz municipal de ICV-EUiA,
Quim Mestre, aseguró que las medidas propuestas del Consistorio son
"insuficientes e incluso tienen un cierto punto de ridículo. Son un un
parche. El verdadero reto es decidir el modelo turístico que quiere
Barcelona". Por su parte, el concejal de ERC Jordi Portabella también
señaló que el plan de urgencia del Consistorio es "insuficiente y además
llega tarde", y destacó que los republicanos "reclamamos desde el año
2009 que se desarrolle el reglamento de Barcelona en materia de
viviendas turísticas".
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