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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Els turistes tene la casa a la Barceloneta pero es venen a divertir al Raval

Prostitutas de la Rambla usan los portales del Raval como 'meublés' 

Vecinos echan a una prostituta y al cliente de su finca 

Son las cuatro de la madrugada y unos vecinos de la calle Guardia del Raval, a escasos metros de la Rambla, se despiertan por un estruendo que proviene de la portería del edificio. Salen de su piso y se encuentran en el rellano a una prostituta en plena acción con su cliente, tal y como muestra el vídeo que acompaña la noticia. “Idiotas”, les grita la trabajadora del sexo antes de enfrentarse a ellos, que descubren atónitos que la puerta del inmueble está rota y con el cerrojo forzado.
Este no es un caso aislado en el Raval Sud, donde los habitantes de las calles adyacentes a la Rambla están sufriendo el acoso de las prostitutas que ejercen en el interior de sus edificios. “Hace meses que esto ocurre, pero ahora la situación en inaguantable”, explica Mowafak Kanfach, de la Associació de Veïns i Comerciants de l’Arc del Teatre i entorns. “Las prostitutas pillan en la calle a turistas borrachos y los llevan a nuestros portales”, comenta. “Vivo en un entresuelo de la calle Montserrat y he sorprendido a bastantes chicas con sus clientes y cuando las echas, te insultan. Es una pelea constante y vivimos con miedo, inseguridad y falta de higiene”. Los vecinos se quejan también que por la mañana se encuentran los portales con condones usados, vómitos y latas de cerveza.
“Hace un año que el Ajuntament hizo una operación de maquillaje en la Rambla y Boqueria limpiando la zona de prostitutas pero el problema persiste y la prostitución se traslada a otros lugares”, explica Remei Gómez, presidenta de l’Associació de Veïns del Gòtic. Ahora, los vecinos denuncian que la zona más caliente se concentra en las calles Arc del Teatre, Lancaster, Montserrat y Guàrdia. “La movida empieza hacia las doce de la noche, sobre todo los jueves, viernes y sábados”, detalla Kanfach. Además, las prostitutas evitan ejercer en la calle, donde está prohibido, y aprovechan para ello los edificios de vecinos.
“No es un problema generalizado”, afirman fuentes del distrito de Ciutat Vella. “Solo nos consta una llamada la semana pasada, que se atendió”, añaden. Los vecinos piensan llevar esta problemática al próximo Consejo de seguridad de Ciutat Vella para pedir un aumento de presencia policial.

Puertas rotas y vecinos sin dormir
“Desde mi habitación he escuchado varias veces como ellas empujan fuerte la puerta del edificio para que ceda y puedan entrar”, explica Kanfach que asegura que tiene controladas como mínimo un par de porterías de su calle donde entran asiduamente. “No estamos contra la prostitución, solo pedimos que nos respeten y que no nos rompan las puertas ni que lo hagan en nuestras casas”, añade.
“Estuvimos unos tres años ahorrando para cambiar la puerta de nuestra finca”, explican los vecinos de la calle Guardia que acaban de ver como unos dos meses después de estrenarla, la cerradura está rota y el cristal hecho añicos. “Quisimos que fuera de cristal para que la portería quedara al descubierto y así evitar que escogieran nuestra finca como refugio, pero no ha servido de nada”, se lamentan. “Desde que volvimos de vacaciones el viernes hemos llamado un par de veces a la Guardia Urbana para alertar de su presencia en nuestra finca, pero no se presentaron en ninguno de los casos y nos dijeron por teléfono que esto ocurría desde hace casi un año”, afirman.
La prostitución no es el único problema que sufren los vecinos de esta zona del Raval. “La gente no puede dormir”, explica Kanfach que se queja de tráfico de drogas, de la venta de latas, de orines en paredes y contenedores, de la presencia de jóvenes que de madrugada convierten las calles en un lugar de encuentro donde charlar y divertirse, de falta de iluminación, de inseguridad… “Es un conjunto de cosas que no nos deja vivir”
Más efectos del turismo 'low cost'
“El caso del Raval Sud con la prostitución es un nuevo episodio del turismo low cost", comenta Lluís Rabell, presidente de la Federació d’Associació de Veïns de Barcelona (FAVB) que recuerda que cuando se denunció la presencia de las prostitutas en la Boqueria se actuó cerrando la zona por la noche pero que el problema reaparece siempre en otros lugares. “Se ordenan de miseria social las arterias de gran afluencia turística y la prostitución surge en los lugares de turismo low cost o de borrachera”.
“Quien acaba pagando los platos rotos son los vecinos por las molestias y el colectivo de mujeres en situación de explotación”, añade Rabell, que aboga por “medidas serias y efectivas para abordar la problemática de la explotación sexual a fondo e inequívocamente, sin mezclar la aplicación de la ordenanza de civismo con los servicios de la agencia ABITS”, que ayuda a las mujeres que se encuentran en esta situación.
La queja de los vecinos del Raval Sud llega cuando todavía colea la problemática de la molestia de los pisos turísticos en la Barceloneta, donde el Ajuntament de Barcelona ha tenido que iniciar una inspección de oficio. Desde el 25 de agosto se han inspeccionado 454 viviendas y se han dictado 47 órdenes de cese a pisos que actuaban ilegalmente. Mañana el Gobierno municipal presentará  un informe que recoge las principales acciones realizadas para que el turismo encaje en el día a día de los vecinos y no suponga un problema de convivencia.

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